El sufrimiento se tornó en alegría
Acabo de volver a casa muy feliz. Esta tarde he ido, como cada 15 días, a ver el partido que el CB Vamasa Valencia disputa en su habitual cancha, el parquet del pabellón Universitario de Valencia. Hoy, sin embargo, todo era diferente. El equipo se jugaba la permanencia en la liga Asobal (máxima categoría del balonmano español) contra un rival durísimo y muy rocoso, el Barakaldo. Aunque valía el empate, el Valencia ha conseguido una apuradísima victoria (32-31) que ha supuesto su salvación y el descenso del equipo vasco, y la culminación de una temporada en la que el sufrimiento ha sido la constante.
Al principio de la temporada nos dejaba Luis López (d.e.p), veteranísimo delegado del club, que falleció tras una fulgurante enfermedad y dejó fulminados a todos los que le habíamos tenido el placer de conocerlo y tratarlo. A esta desgraciada pérdida en el plano personal llegaron los malos momentos económicos para el club. El año anterior, con una plantilla casi mimética a la actual, y con problemas para el cobro de las nóminas por parte de los jugadores, la plantilla había conseguido clasificarse para competición europea por primera vez en su historia. Este año, tras solventar 2 eliminatorias contra equipos asequibles, la lamentable situación económica imposibilitó continuar en el ilusionante proyecto europeo. Además, el jugador más resolutivo de la historia del club, Juanjo Panadero, abandonó el Valencia por disputar media temporada en la liga alemana, perdonando las deudas al club a cambio de poder marcharse libre.
Los jugadores aguantaron 6 meses hasta comenzar una huelga de entrenamientos. Al final, tras enorme sufrimiento, se encontró apoyo en la empresa valenciana Vamasa y en el ayuntamiento, que aseguraron la continuidad del club. Sin embargo, ahora tocaba sufrir deportivamente. Con un puñado de jugadores, entre ellos varios juveniles, dos lesionados para toda la temporada, algunos con molestias permanentes, y otro apartado por parte de la directiva, la plantilla de Patxi Martí hizo frente a las adversidades con muchísimo coraje y amor propio. Al final, como comentaba antes, el equipo (único íntegramente español) se ha salvado y la explosión de júbilo en el Universitario (habitualmente casi vacío, pero hoy con una afición gritona y volcada) ha sido de las que ponen los pelos de punta.
Aprendan, señores futbolistas y deportistas mediáticos, de estos chavales que, sin cobrar, se lo dejan todo en la pista. Aprendan que no todo es fútbol de élite y que hay algo más en ese término englobador llamado "polideportivo". Prestemos atención a lo que tenemos. Hoy casi lo hemos perdido, y estoy seguro de que luego llegarían los lamentos. Por eso pido un esfuerzo de cara al año que viene. Miremos hacia el deporte minoritario. También existe.
Enhorabuena a los técnicos y jugadores del CB Vamasa Valencia. Os lo merecéis.
dissabte, de maig 22, 2004
diumenge, de maig 16, 2004
Paul Weller
El cantautor británico Paul Weller es mi ídolo. Quien me conozca lo sabe sobradamente, y seguramente me habrá oído platicar horas y horas sobre él. Por eso ahora que he aprendido a poner fotos en el weblog he decidido dedicarle un pequeño espacio honorífico. Aprovecho para recomendar su música a todo aquél que visite este blog , y recuerdo que el día 14 de junio vuelve a la carga con un EP de versiones (Taj Mahal, Lovin' Spoonful y Gil Scott Heron son los elegidos).
Weller sigue dejando su sello de calidad y buen gusto en todo en lo que colabora desde que iniciara su carrera discográfica con In the city, el primer disco de The Jam, en plena expansión punk (1977). 27 años después, que tomen ejemplo otros supuestos divos como Mick Jones o John Lydon. Weller sigue al pie del cañón, y sabe reinventarse. En una época en la que la originalidad no abunda precisamente, Weller es un rara avis. Gracias por ello.
dimecres, de maig 12, 2004
Revival ochentero
Llevaba meses queriendo escribir sobre este tema en el blog. Como decía uno de mis profesores del colegio, "la esencia de la vida radica en el movimiento pendular de una serie de ciclos", y actualmente es uno de los momentos en los que le doy la razón al caballero en cuestión. La originalidad pocas veces surge de la nada. El mundo es un refrito de diferentes influencias anteriores, que solemos superponer a otras, creando un amalgama poco homogéneo y, en ocasiones, tan alejado del significado original que da risa, cuando no pena. Pues bien, algo parecido a todo esto es lo que pasa con los diferentes revivals que han tenido lugar a lo largo de la historia.
Evidentemente, quedaba muy poco del espíritu original en el renacimiento mod a partir de 1979, al igual que pasó con otras tribus urbanas y movimientos sociales. El mod de 1979, por ejemplo, no era el típico sujeto de la working-class, sino que en muchas ocasiones pertenecía a clases altas que, debido a su gran poder adquisitivo, podía un día disfrazarse de punks tras comprar los diferentes accesorios en la tienda de Malcolm McLaren y ser al día siguiente el perfecto ejecutivo despreocupado. Los primeros síntomas de esta doble moral comenzaron a vislumbrarse en la época hippy, posiblemente una de las mayores mentiras de la historia de los movimientos supuestamente contestatarios. Publicistas y ejecutivos sin escrúpulos supieron manejar a su guisa a unos jóvenes desorientados y consumistas que pasaron sin rebozos de una a otra moda juvenil. El revival nació como apelativo para designar las sucesivas oleadas "culturales" que, basándose en este movimiento pendular antes comentado, coparon los mercados en momentos estratégicos, llevando a la creatividad al cero y obviando la mayor parte del sentido original de aquello que se quería vender. Evidentemente (y a las pruebas me remito), ver el revival rock alentado por Grease y tratar de compararlo con el rock auténtico de los 50 da náuseas. Pero es simplemente un ejemplo como muchos otros.
Actualmente vivimos una nueva época de revival. En este caso, los (para algunos) dorados años 80 se han adueñado del panorama, transformando los hábitos de consumo y retrotayéndonos veinte años atrás. La estética de estos años ha vuelto a invadir las calles: se lleva lo retro, lo ochentero. Lo que hace apenas unos años podría haber sido visto como cutre, ahora es un objeto de coleccionismo y culto. Miramos a la gente en la calle y vemos cómo sus ropas son un calco de las de la época (Zara, apúntate un tanto) o vemos reflejados lemas e inscripciones que habían sido defenerestadas. El caso de la famosa CCCP (siglas de la URSS), el mayor enemigo del capitalismo hasta 1989, ahora aparece presa del sistema. Como la mayor parte de símbolos antisistema de hoy en día, que dentro de unos años acabarán siendo pasto de los pijos como objeto cool para diferenciarse del resto (como pasa hoy en día con las chapas con leyendas de todo tipo -desafortunadamente, las reivindicativas perecen-).
En el caso de la música, la televisión y el cine vivimos también un espectacular retorno a la década del 8. Bruce Lee vuelve a estar de moda gracias a Quentin Tarantino, en España arrasa una vez más el Un, dos, tres y pronto veremos cómo las salas de cine vuelven a programar clásicos de los años 80, tan emparentados con el cine que se hace hoy en día. La Bola de Cristal, polvorienta y descuidada en los trasteros del olvido, recibe homenajes sin parar que, no olvidemos, se hacen siempre desde el punto de vista económico. Al publicista le gusta vender algo rentable, y en este caso se dedica a potenciar aquello sobre lo que la gente guarda buenos recuerdos. Las salas de música y discotecas programan sesiones de remember de la época, y muchos grupos de música destacan como mayores influencias a los ochenteros. Otros son meras copias (hablamos de Mecano, Hombres G, Nacha Pop, Burning o Duncan Dhu y tenemos como resultado a La Oreja de Van Gogh, Fran Perea, El Canto del Loco y tantos otros). Una vez más, las empresas demuestran que pueden vender lo que quieran siempre que hayan machacado previamente por medio de la publicidad a la gente. No importa que el significado original no tuviera nada que ver con el actual. Todo sea por la venta.
dimarts, de maig 04, 2004
Euforia contenida
No vendamos la piel del oso antes de cazarlo, pero creo, como la mayoría de los aficionados al fútbol de este país, que el Valencia está en disposición de ganar la Liga, le pese a quien le pese. Señores Roncero, Relaño, Gatti, Míchel, de la Casa, Andrés Agulló y otros tantos, gracias por intentar calentar y desprestigiar una liga que probablemente, y si no montan ninguna de última hora, se les va a escapar de las manos. Nada más.